domingo, 16 de octubre de 2011

La tela roja


Este performance lo escribí hace poco más de un año, lo presenté en la "Segunda Lectura entre Creadores y Letreros de Clóset" (organizada por la Maye y el Eliot) en el auditorio de la CCSyH (San Luis Potosí), en la tertulia del VI Coloquio Efraín Huerta en el Cabaret Voltaire (Guanajuato), en el II Slam Nacional de Poesía de la REdNELL (Querétaro) y ayer en la manifestación del 15 de Octubre en la Plaza del Carmen (San Luis Potosí) con Abraham Hernández como Andrés.


La tela roja
(Viridiana Urías)

a Lilí

Personajes
Andrés: Viste de negro, tiene la boca atada con cinta.
Un asesino: Altanero, elegantemente vestido.

(Sentado, con las piernas cruzadas, está Andrés casi en la obscuridad. Se escucha voz en off)

Voz en off de Andrés: Les voy a contar un sueño que he tenido desde hace quince días, más bien, es una pesadilla que está por cumplirse; hoy soñé con la tela que me acaricia después del sonido de las trompetas... la sentí tersa, fría y  hasta pude recordar su olor a flores muertas. Es una tela roja que roza  las heridas de mi piel cuando la luz del sol me ciega, sé que pronto llegará a mí de nuevo, por eso hoy, tengo más miedo y no quisiera salir de esta obscuridad, entrar de nuevo sería sólo para ahogarme en dolor y gritos… Si al menos pudiera encontrar algo con qué matarme no dudaría en hacerlo, pero aquí no hay nada, nada más que el olor de mi sangre.
 (Andrés se para con dificultad)
Llevo encerrado casi dos semanas, dos semanas en las que no he visto la luz, ni he comido. Sólo tomé el agua que me dieron, pero me hizo mucho daño, me desgarró el estómago,  no he dejado de cagar sangre… tengo tanta sed, ya no se qué me da más miedo; si tomar el agua o salir de aquí.
(Camina en círculos, se cubre los ojos)
Desde que me quemaron los pies y los ojos con ese líquido asqueroso no he podido estar quieto, ni soportar esta ansiedad, y es que, no logro comprender el por qué de todo esto. Al llegar aquí me ataron de pies y manos para ponerme un saco de arena sobre el cuello durante horas, eso me dejó tan cansado que no pude hacer nada cuando me tiraron al suelo para darme esos golpes tan fuertes que no pude siquiera respirar… ¿Te han pegado así?...
(Se detiene, mira al público)
Ah, casi se me olvida; eso lo hacen sólo para comenzar todo, para atacarme débil y confundido, y que no pueda hacer nada cuando me clavan eso en el cuello… Quisiera defenderme, pero tengo miedo, dicen que a los que lo hacen, los dejan encerrados hasta que se mueran de dolor, como si fuera un castigo luchar por la vida. Ellos nos crearon fama de que debemos morir, por eso todos ustedes dicen que tenemos sangre de asesinos y que somos peligrosos. (Andrés llora, se escucha gente llegar), sí, mis ojos lloran, y es por ese asqueroso ácido que derramaron sobre ellos; me dejó casi ciego…  pero todavía escucho perfectamente, sé que aquel ruido de fuera evoca mi muerte.

(Suenan trompetas, sonido de puertas abriéndose. Luz del cenital sobre Andrés. Él se cubre los ojos.)

 Voz en off de Andrés: Se abren las puertas y cierro los ojos antes de divisar entre las luces de ámbar, ondear a la tela roja que huele a flores muertas, antes de desear que ustedes no hubiesen venido aquí. (Suenan más trompetas, Andrés intenta mirar, está cegado y confundido) Y sí, aquí están de nuevo todos ustedes... vinieron a burlarse de mí, ¿vinieron a ver cómo me humilla él?, ¿por qué lo hacen?...
Este sufrimiento es real, no se puede esconder siquiera bajo la belleza de aquella tela… ¿Quieren saciar su sed de sangre? ¡Miren lo que me hicieron ayer!... (Pausa. Andrés a espaldas. Se quita la camisa y deja ver su piel llena de sangre. De frente) ¿Esto es lo que les gusta ver? ¡Pues es lo que menos duele!, ¿quieren saber qué duele?; duele saber que mi hijo pronto llegará a este asqueroso mundo,  duele saber que sufrirá igual que yo, o quizás más, me duele pensar que también con él se divertirán desgarrando su cuerpo en un juego absurdo de cuchillazos.
(Entra el asesino con banderillas y una tela roja, camina alrededor de Andrés)
Voz en off de Andrés: (al asesino) –Hijo de puta, quién te crees acechándome, ¡como si pudiera defenderme después de todo lo que me han hecho!… (el asesino pasa la tela por la cara de Andrés, le clava una banderilla en el cuello) ya estoy perdiendo el control de mis movimientos. (Gritando) ¡Deja de clavar esos ganchos en las mismas heridas! ¡Deja esa tela roja!

Voz en off de Andrés ¿Y ustedes por qué siguen aquí?, ¡Que no ven que está matándome! ¿Por qué no se van?, ¿acaso les gusta ver esta escena tan humillante?... (Pausa, convencido) Claro… les gusta, lo puedo ver en sus caras, es como si el reflejo de mi sangre se fuese inyectando en sus ojos… Siendo tantos, podrían ayudarme, pero no hacen más que aplaudir  a un asesino cobarde que se pavonea de mi miedo hacia él… (Resignado),  ¡Y cómo no se lo voy a tener! (Pausa) Yo me rindo, y me gustaría hacerlo viéndole a los ojos, pero ya no puedo levantar la cabeza; el hijo de puta me destruyó el cuello.
(El asesino saca una pequeña espada)
Voz en off de Andrés: –Lo que está en su mano… ¿qué es?, ¿una espada?, ¿me vas matar al fin?... (el asesino clava la espada en el pecho de Andrés) Cuidado, ¡no!… ahí no está el corazón, me estás perforando los pulmones, pendejo, no puedo respirar….

Voz en off de Andrés: (al asesino) –Espero que algún día dejes de matarnos, de torturarnos… casi todos nosotros morimos ahogados en nuestra sangre… espero que no mueran  así mis hijos, espero que no mueran así los tuyos… Espero… espero mi muerte…
(El asesino cubre el cuerpo de Andrés con la tela roja)
Voz en off de Andrés: –Veo la tela de nuevo, es líquida, está dentro de mis ojos… cae de mi cielo.
(Telón)


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“La conmiseración con los animales está íntimamente unida con la bondad de carácter, de manera que se puede afirmar que quien es cruel con los animales, no puede ser buena persona”
Schopenhauer




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