viernes, 13 de agosto de 2010

La electricidad como conductor de semiosis pandilleril


Y esque sí, dan ñañaras tener que caminar por estas calles todas las noches, sobre todo si se es una pequeña pelirroja con gesticulaciones de inconformidad ante la vida misma, color de piel, facciones, vestimenta e indumentaria que no presisamente denotan la camaradería que buscan los "dueños de la calle".

Me encantaría ser una entuciasta de la teoría creacionista que confiara su vida y seguridad a las fuerzas divinas, porque me desagrada llevar gas pimienta en la mano después de haber hecho entrenamiento atlético de dos horas, pero eso de la espiritualidad religiosa no es lo mío. Por fortuna mi padre y mi chico se han tomado la molestia de llevarme y pasar por mi respectivamente, pero no desaparece el mal sabor de boca cuando pienso en que quizá algún amigo o amiga pase por calles así... cuando pienso que esos zapatos deberían seguir caminando, no deberían estar ahí.

2 comentarios:

  1. Igualmente, ODIO esos zapatos colgados.
    No los soporto. Se ven horribles.
    Quiero pensar que esos zapatos ya no le servian a nadie y los querian dejar allí en donde nadie mas les estorben :/

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  2. Pues estéticamente a mí me vale madres como se vean. Y sí, creo que a todos nos gustaría pensar que esos zapatos están ahí por pura "pose" y en verdad no fueron arrebatados del cuerpo sin vida de algún "enemigo" que tuvo la desfortuna de pasar por ahí.

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